domingo, 20 de abril de 2008

Inspiración y Razón

Sacudimiento extraño
que agita las ideas,
como huracán que empuja
las olas en tropel;

murmullo que en el alma
se eleva y va creciendo
como volcán que sordo
anuncia que va a arder;

deformes siluetas
de seres imposibles;
paisajes que aparecen
como un través de un tul;

colores que fundiéndose
remedan en el aire
los átomos del Iris
que nadan en la luz

ideas sin palabras
palabras sin sentido;
cadencias que no tienen
ni ritmo ni compás;

memorias y deseos
de cosas que no existen;
accesos de alegría
impulsos de llorar;

actividad nerviosa
que no halla en qué emplearse;
sin rienda que lo guíe
caballo volador;

locura que el espíritu
exalta y enardece
embriaguez divina
del genio creador...
¡Tal es la inspiración!

gigante voz que el caos
ordena en el cerebro,
y entre las sombras hace
la luz aparecer;

brillante rienda de oro
que poderosa enfrena
de la exaltada mente
el volador corcel;

hilo de luz que en hace
lo pensamientos ata;
sol que las nubes rompe
y toca en el cenit;

inteligente mano
que en un collar de perlas
consigue las indóciles
palabras reunir;

armonioso ritmo
que con cadencia y número
las fugitivas notas
encierra en el compás;

cincel que el bloque muerde
la estatua moldeando
y la belleza plástica
añade a la ideal;

atmósfera en que giran
con orden las ideas,
cual átomos que agrupa
recóndita atracción;

raudal en cuyas ondas
su sed la fiebre apaga;
oasis que al espíritu
devuelve con vigor...
¡Tal es nuestra razón!

Con ambas siempre en lucha
y de ambas vencedor
tan sólo el genio puede
a un yugo atar las dos.



Rimas- III
Gustavo Adolfo Bécquer



Intentando resolver el acertijo de la semana pasada, que según a cabo de ver Piqui ha resuelto, recordé este poema. Sobre el acertijo, no me he parado a pelearme con él, y me he prometido que la semana siguiente lo haré.

La respuesta de Piqui no la he leido, pero seguro será correcta ¡¡¡Quiero intentarlo!!! Cuando me de por vencido, por sentirme incapaz, la leere.

sábado, 12 de abril de 2008

La Criba De Maquiavelo

Esta semana quiero proponer un juego, mejor dicho, un acertijo... Lo leí ayer (con la noche muy avanzada) en un periódico. Formaba parte de un artículo de opinión de la sección de ciencia que se titula "el juego de la ciencia". Y me pareció divertido, así que pense en ponerlo aquí.

Estaría bien que se fueran poniendo las soluciones que se nos ocurrieran. A mi todavía me quedan muchas combinanciones por probar... En su siguiente artículo pondrá la solución(o al menos eso ha hecho con su último acertijo)que colgaré aquí mismo en los comentarios de esta entrada.
Suerte (sobre todo a la hora de intentar explicarnoslo) .

¡Ah! por cierto, olvidemos el críterio de Occam y descartemos la chiripa (vale?, Hugo...)

Acertijo de los sombreros

"Según Maquiavelo, los seres humanos se dividen en tres grandes grupos: los que piensan por sí mismos, los que no piensan por sí mismos pero entienden lo que piensan otros, y los que ni piensan ni entienden lo que piensan los del primer grupo o transmiten los del segundo. Mi padre, hombre renacentista (y más concretamente, maquiavélico), tras plantearme a modo de rito iniciático el problema de los tres sombreros blancos y los dos sombreros negros, me dijo: “Hay tres tipos de personas: las que resuelven el problema, las que no lo resuelven pero lo entienden cuando se lo explicas, y las que ni lo resuelven ni lo entienden por más que se lo expliques; las del primer tipo son inteligentes, las del segundo son mediocres y las del tercero son la mayoría”. En su formulación clásica, el problema es el siguiente:

Un rey llama a su presencia a tres condenados y les dice: “En este baúl hay tres sombreros blancos y dos sombreros negros. Voy a poneros un sombrero a cada uno, de modo que cada cual podrá ver el sombrero de los otros dos, pero no el suyo ni los que han quedado en el baúl. Quien adivine de qué color es su sombrero, quedará en libertad”. Dicho lo cual, el rey manda vendarles los ojos a los tres condenados y les pone sendos sombreros blancos. Luego les quita las vendas y le pregunta a uno de ellos de qué color es su sombrero, y éste, tras mirar a sus compañeros, contesta: “No lo sé”; se lo pregunta a otro y contesta lo mismo, y entonces el tercer condenado dice: “Mi sombrero es blanco”. ¿Cómo lo ha deducido?

No voy a dar la solución del problema, y tampoco la del metaproblema (¿por qué incluyo el problema de los sombreros en este artículo?)[...]"

Carlo Frabetti